En los últimos años están encadenándose diversos factores, tales como la desregulación, el incremento de la presión comercial, la necesidad de competir a nivel global o la baja productividad de las compañías que, unidos a la crisis nos obligan a cuestionarnos TODO lo que entendíamos como dogma de fé en cuanto a estrategia empresarial. Venimos de una época en la que las empresas tendían a integrar dentro de su negocio la mayoría de los procesos dentro de el proceso productivo, desde la fabricación de materias primas hasta la logística (integración vertical).
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Algunas características de una Organización 2.0
No paramos de escuchar últimamente en los diarios, en la televisión o incluso en las conversaciones de café que debemos cambiar el modelo, que España no es competitiva o que tenemos una de las productividades mas bajas de la eurozona…
Y a veces se nos olvida que ésto no solamente es culpa de que España esté peor o mejor gobernada, o de que la administración sea poco eficiente. Las empresas tienen una importante parte de la responsabilidad en el cambio de modelo competitivo (que no solo productivo), y para que esto sea posible deben sacrificarse muchas vacas sagradas y cambiar la forma en que operan, se relacionan y piensan nuestras empresas… porque como decía Einstein:
Locura es pensar que obtendrás resultados diferentes haciendo las mismas cosas
Las llamadas Organizaciones 2.0 o Empresas 2.0 (el término no tiene conexión directa con la tecnología, y creo que es desafortunado) ven su modelo de negocio, sus operaciones, jerarquía, relación con trabajadores y clientes u orientación a mercado de una forma diferente, a la que me siento particularmente cercano (este artículo resume mi visión romántica del tema)
Algunas de las principales características que las definen:
Experiencia de Cliente (cuando la satisfacción no es suficiente)
Hace ya algunos meses que estoy intentando poner en orden mis pensamientos para escribir sobre algo que creo que es crítico y que muchos consideran “moda”: la denominada “customer experience” o “Experiencia de cliente”. Nos hemos acostumbrado a considerar la satisfacción y la calidad de servicio a nuestros clientes como los elementos clave sobre los que construir nuestros sistemas de valoración de fidelidad y engagement del cliente… lo que hoy en día nos sitúa en la gran nada de la mediocridad (y da igual que hablemos como empresa, administración pública, hospital o universidad, todos tenemos “clientes”)
Hace unos años (bastantes!), cuando las tasas de defectos en producto eran altas, cuando un nivel alto de calidad era la excepción y aspectos tales como servicios de soporte o cumplimiento de compromisos (SLA) eran muy mejorables, los esfuerzos se enfocaron en mejorar la calidad. Aproximaciones tales como la mejora continua, el kaizen, las ISO 9001 etc. fueron diseñadas para que los procesos de las organizaciones se enfocaran a producir productos o servicios de la mejor calidad posible… y todo ello con el fin de mejorar la satisfacción del cliente, es decir, la visión objetiva que el cliente tenía de los servicios o productos recibidos (relación coste-beneficio). Sin ir mas lejos…
¿Tenemos la estrategia de I+D que más nos conviene?
Creo que no cabe duda que la innovación está de moda, y que si una empresa no menciona entre sus cualidades su compromiso con la “i” no resulta cool… pero en este afán de innovar muchas compañías comienzan a abordar proyectos de I+D+i de forma poco reflexiva, construyendo un portfolio de proyectos que a la larga no les conviene, pudiendo incluso llegar a ser perjudicial.
Para ello, nada como un poco de sano escepticismo, autocrítica y grandes dosis de sensatez. El diseño del portfolio de proyectos de I+D (que generarán el conocimiento que luego transformaremos en dinero, tal como veíamos aquí), debe ser condicionado por la estrategia de innovación de la compañía, y encontrarse balanceado en múltiples aspectos (desde el foco de los proyectos hasta el time-to-market).
Desde mi punto de vista, el portfolio de proyectos de I+D es el instrumento práctico con el que recorrer el camino (gap) desde el momento actual de la organización hasta el punto que quiere alcanzar. Para mí éste es realmente uno de los puntos críticos, y la mejor forma de identificar ese punto es creando la curva de valor objetivo de la empresa (concepto que popularizaron W.Chan Kim y Reneé Mauborgne en el estupendo libro “La estrategia del océano azul", absolutamente recomendado)…
Implantar una cultura de reuniones eficaces (I)
En la mayoría de las organizaciones asumimos las reuniones como uno de los males con los que debemos convivir: se eternizan, sacamos poco en claro de ellas y en general las consideramos una pérdida de tiempo… lo que es perfectamente comprensible. El problema de las reuniones es sin duda cultural, y arraiga con especial virulencia en la cultura española, donde el tándem cumplimiento de horarios – productividad todavía está lejos de ser comprendido (cuando me reúno con gente en países anglosajones o nórdicos, las reuniones suelen haber sido mucho mejor planificadas que en España, y la hora de finalización es cuasi-sagrada).
Y como todo problema cultural, la mejor forma de abordarlo no pasa por publicar una metodología o conjunto de buenas prácticas en la intranet o enviarla por correo y y sentarnos a esperar el cambio… más bien es como una guerra, donde tendremos que luchar centímetro a centímetro en el campo de batalla (las salas de reuniones).
Como en casi todos los aspectos de cultura organizativa, el liderar mediante el ejemplo es una de las mejores aproximaciones: debemos dar ejemplo respetando el tiempo de los demás, las normas acordadas mutuamente e intentar ser concretos… porque a la postre este incremento no sólo tendrá un impacto (sorprendentemente alto) sobre la productividad de nuestros equipos, sino que mejorará de forma ostensible la motivación del personal.
Competitividad, Rentabilidad, Productividad e Innovación… ¿el eje del mal?
En mayo del año 2009 nos desayunábamos con la noticia de que nuestro país caía de nuevo en los ranking de competitividad del puesto 33 al 39 (sobre 57) realizado por IMD, Escuela de Negocios Suiza (detalle aquí). En septiembre, el World Economic Forum, en el “The Global Competitiveness Report 2009-2010” rebajaba la posición de España varios puestos también, concretamente del 29 al puesto 33.
Aunque los resultados de estos informes se mueven en el terreno macroeconómico, la tendencia de España y por ende de sus empresas no parece al alza, y aunque resultaría francamente cómodo para nosotros repantigarnos en nuestros sillones y criticar lo mal que lo hacen unos y otros, como sabéis no es la actitud que más me gusta… Así que creo que deberíamos entrar a analizar los problemas de competitividad en la escala que nos afecta, esto es, relativa a nuestras Organizaciones (microeconómica), e intentar hacer los cambios necesarios.
Para ello pienso que el punto de partida es entender cuales son los aspectos que deben mejorarse y sobre los que podemos actuar. Para ello, nada mejor que analizar en detalle la posición de España según el análisis del World Economic Forum mencionado anteriormente:
Innovacion en tiempos de crisis
Voy a hacer trampa, que no se diga que no advierto. Como os habreis dado cuenta los que leeis habitualmente el blog, llevo casi un mes sin poner nuevas ideas en el mismo, consecuencia principalmente de la cantidad de trabajo típica de fin de año. Así que aprovecho para incluir este artículo que escribí hace algún tiempo y que alguno me habiais pedido colgara (al final del mismo iré recogiendo los medios donde se ha publicado)
No cabe duda que estamos viviendo tiempos interesantes, en los que los enfoques tradicionales de gestión resultan insuficientes, en el mejor de los casos. Día tras día se superan “barreras de contención” que eran en teoría infranqueables, y que definían los límites de nuestro pequeño universo empresarial. Las magnitudes tradicionales dan una imagen más bien siniestra (IPC, PIB, desempleo…) del panorama de los meses venideros, impregnando todas las capas de nuestra sociedad de un pesimismo que cada día se está volviendo más endémico.
Pero… ¿podemos decir que no éramos conscientes de lo que se avecinaba?. Siendo crítico, creo que en cierta medida sí lo éramos, pero sin duda resultaba más cómodo dejarnos llevar por la bonanza. Ahora ha llegado el momento de dejar atrás la autocomplacencia y mirar más allá. Para ello, lo primero que debemos hacer es analizar de forma realista la situación de nuestra organización en el entorno actual.
Estructuras de costes: ¿Por que cuesta 6.000€ al mes un consultor?
A riesgo de resultar aburrido, creo que es importante dedicar algunas entradas del blog a explicar de la forma más clara posible algunos oscuros términos de gestión o economía que nos contentamos con entender intuitivamente y que sin embargo son importantes para nuestro trabajo, especialmente si somos emprendedores y estamos preparando un plan de empresa.
Últimamente nuestra clase dirigente habla bastante a menudo de “racionalizar las estructuras de costes”, concepto que aunque entendemos intuitivamente, no es tan transparente como pudiera parecer. El trasfondo base de la cuestión es que que las estructuras de costes son uno de los grandes desconocidos para gran parte de los profesionales…. así que intentaremos arrojar un poco de luz sobre este tema.
Para ello, tras introducir el concepto de estructura de costes pondremos un ejemplo claro que creo que nos ayudará a comprender la importancia de las estructuras de costes: ¿Por que cuesta 6.000€ contratar a un consultor externo durante un mes?
Sacrificar las vacas sagradas: Productividad, costes y el valor del cliente
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El contexto económico en el que nos movemos en los últimos tiempos está obligándonos a cuestionar verdades que considerábamos dogma hace solo unos años…. No ayuda el hecho de que los costes productivos de Europa siguen creciendo (de media, la mano de obra en Europa supone un coste de 12€ / hora, mientras que en Chindia está rondando los 0,4€ /hora). ¿Deberíamos entonces seguir quejándonos amargamente de la “mala calidad” que tienen sus productos, y de sus costes, contra los que no podemos competir? (Mas de uno parece que olvida que hace 30 años los “chinos” éramos nosotros para los Alemanes… ¿o Ford decidió poner su fábrica en Valencia por lo sabroso de sus paellas y su agradable clima?)… Debemos sacudirnos el pesimismo y apatía que empiezan a inundar a la sociedad y reaccionar. |
Creo que precisamente, y siguiendo el ejemplo anterior, deberíamos dejar de intentar ganar una batalla perdida y estudiar con atención cómo lo hicieron los Alemanes (o los Finlandeses, o más recientemente Corea del Sur) y apostar por el tan cacareado “cambio de modelo productivo”….
Este es un camino que desgraciadamente dejará a mucha gente en la cuneta (los que no quieran o puedan cambiar), pero que tendremos que recorrer nos guste o no…. Para acabar de ilustrar la inevitabilidad de este proceso, os muestro unos cuantos gráficos que creo son concluyentes sobre el futuro que nos espera, y que utilicé en mi charla sobre “Las TIC y la Innovación en una Economía Globalizada” dentro del XII Curso de Pensamiento Contemporáneo (mapas estupendos que podéis encontrar en WorldMapper):
Diferenciarse o morir
El mercado ha cambiado. Los clientes han cambiado. Incluso nuestros empleados han cambiado…. Y no vale de nada lamentarnos sobre los “viejos buenos tiempos” perdidos, no van a volver. Las personas que, en alguna faceta de nuestra vida profesional debemos actuar como líderes, tenemos la obligación y responsabilidad de asumir este cambio, dejar de quejarnos y actuar.
Mi padre me decía cuando empezó la crisis que iba a ser un estupendo ejercicio para nuestra generación, ya que nos habíamos acostumbrado a gestionar la abundancia (de clientes, de proyectos, de financiación…), y nuestra prueba de fuego sería el aprender a gestionar la escasez.
Inevitablemente va a haber muchas bajas por el camino, pero los que consigan sobrevivir a esta crisis no solo saldrán más reforzados (consecuencia de una estructura de costes más ligera y una manifiesta capacidad de adaptación) sino que competirán en un mercado con menos competidores (aunque posiblemente más grandes, debido a los procesos de concentración). Este proceso lo podríamos asimilar al principio de supervivencia del mas apto enunciado por Charles Darwin (Geoffrey Moore, autor del estupendo “Crossing the Chasm”, amplia el tema en su libro “Dealing with Darwin”)
Y para conseguir ser los más aptos y sobrevivir, lo primero que debemos hacer es plantearnos cómo nos está afectando estructuralmente la crisis.