Nos pasamos media vida deseando crecer, y la otra media echando de menos la época en la que todavía no lo habíamos hecho. Y es que cuando nos convertimos en adultos, renunciamos sin darnos cuenta y de forma tácita a un montón de cosas maravillosas como jugar, vivir por el placer de ser felices, maravillarnos, descubrir el mundo… ¡menuda faena!
Sin embargo, es una elección propia, impuesta en cierto modo por la sociedad pero que en realidad depende de nosotros. Y junto con el dinero, la responsabilidad y todo lo demás que implica crecer, empezamos a perder poco a poco esa creatividad e imaginación que nos caracterizaban como niños.
Empezamos a ver siempre las cosas iguales, a hacer las cosas como se supone deberían ser y no como las imaginamos. A pintar flores rojas con el tallo verde como en el cuento de Helen E. Buckley (si no lo has leído, deberías… sobre todo si eres padre).
Y nos acabamos convirtiendo en adultos aburridos, rígidos y formales…. y sobre todo, predecibles.
Esto es en gran medida porque vivimos en una sociedad gris y lógica, gobernada por el lazo izquierdo de nuestros cerebros y en la que todo debe ser predecible, conocido y seguro, y en la que cuanto más mayores somos más “serios” se supone que debemos ser….lo que es una lástima.
Porque aunque sin duda todas esas cualidades son necesarias, también lo son la creatividad, la espontaneidad, la apertura o la imaginación… cualidades que por defecto asociamos a los niños (o a adultos de la rama de las artes, que siempre miramos un poco por encima del hombro, como si fueran materias de segunda… y nada más lejos de la realidad).
Pues yo digo que no, que tenemos que volver la vista atrás, a esa época en la que éramos niños, y recordad todas aquellas cualidades absolutamente imprescindibles, que entonces eran innatas pero que hemos ido perdiendo inadvertidamente. Hablo de por ejemplo:
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La capacidad de asombrarnos e ilusionarnos con las cosas más nimias, sin esa mentalidad de “estar de vuelta de todo”
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La búsqueda de respuestas que no están por defecto guiadas por la lógica… como cuando eras capaz de imaginarte 30 cosas que se podían hacer con una cuchara
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La flexibilidad y capacidad de adaptación que nos ayudaban a sentirnos cómodos inmediatamente en casi cualquier lugar y a ser felices jugando con una caja de cartón.
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La disposición a aceptar a todo el mundo como es… y no tratar de rodearnos de clones como nosotros. De llegar al parque y a los 10 minutos estar jugando con alguien que no conocías.
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La libertad para expresar lo que sentimos, de reconocerlo nosotros mismos y aceptarlo. De reír y llorar sin sentirnos mal por nada de ello.
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La sensación de que somos capaces de todo, que si nos caemos sólo hay que levantarse para volver a intentarlo. De que basta con un “No ha valido, lo repito” para volver a intentarlo sin que sea un drama.
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La humildad para preguntar lo que no se sabe y la pasión por aprender cosas nuevas, la sensación de que te queda todo un mundo por explorar, de que eres un aprendiz.
Todas estas son cualidades que desgraciadamente hemos ido olvidando poco a poco, de forma inadvertida, o que han disminuido en gran medida. Son bajas colaterales del proceso de crecer que desgraciadamente nos hemos resignado a perder… pero que siguen ahí, dormidas. Esperando a que las recordemos.
Pero yo no me voy a conformar. Voy a seguir aprendiendo de mi hijo, fijándome en todo lo que él tiene que yo he perdido… y me esforzaré por recuperarlo. Por intentar cumplir mis sueños, para los que ya he puesto la primera piedra. Porque hoy más que nunca necesitamos recordar cuando éramos niños, ya que la clave del futuro tal como dijo Steve Jobs es:
“Permanece hambriento, sé alocado”
¿QUÉ OPINAS?
Gracias Papá (uno de tantos) por aprender de tu hijo.
Una vez más estoy totalmente de acuerdo con tus palabras, ser racional es importante (de hecho muchos lo somos pues así nos lo han enseñado en el cole, universidad, trabajo, familia) pero ser emocional y soñar como niños también es vital!
Llevo más de 2 años ideando una nueva fuente de ingresos (ya soy empresaria) y los únicos que me han apoyado desde el principio son mis hijos de 13 y 12 años.
Y gracias a ellos sigo adelante porque mi único objetivo (ahora que ya tengo una base solida) es verles crecer felices y la escuela no está siendo algo gratificantes para ellos.
Tal vez no consiga mi objetivo pero por el camino soy feliz como una niña.
Lo comparto en la RRSS.
Precioso, inspirador y con mucho sentido. Algo que debería ser parte de nuestra forma de ser, como mantener la creatividad y la ilusión por seguir creciendo, se desvanece con el tiempo. Perdemos el impulso.
Nos resulta fácil pensar que es responsabilidad del entorno, que nos fuerza a cambiar y a “madurar” Pero es una responsabilidad compartida. Es tan “fácil” como salir de la zona de confort de cada uno. Ah, que salir de ahí no es fácil. Que cuesta trabajo, esfuerzo y tiempo.
Y con todo, desde que soy padre (dentro de nada 2 años), es cierto que mi hija es fuente constante de inspiración y aprendizaje. Es un gran motor para intentar mejorar y que ella vaya capturando esa visión del mundo de mi. Ojalá no cambie nunca…
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Es realmente impactante ver como el entorno muchas veces nos hace perder estas cualidades, experiencias y calidad de vida. En mi país, un país en desarrollo felizmente las carencias hacen que esto no suceda tanto, uno tiene que tener el ingenio y la cratividad para salir adelante y conseguir el objetivo.
Sin embrago veo como mi nieta mira las cosas de otra manera y descubre cosas que yo no veo. Tienes razón en decir que los hijos nos alimentan y ahora más que nunca debemos de disfrutar de esa transferencia generacional.
Gracias por poder disfrutar de tu blog
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Me he emocionado y lo reproduciré por todos los sitios a los que tengo acceso .. Gracias Javier
Excelente Artículo, en México la creatividad a los niños les es negada al momento de entrar a la primaria y a los padres nos toca luchar con esa negatividad en casa, vamos contra los docentes que truncan la creatividad y por ello de adultos somos muertos vivientes tal como lo mencionas en un articulo anterior en este blog, hoy que esta de moda ser emprendedor a mucho nos da miedo pues así hemos sido educados por la dependencia y pocos por la proactividad; por ello a mis alumnos los incito a romper con ese paradigma y les pido que regresen a su niñez y sean los creativos y emprendedores naturales tal cual deben ser…
Sin duda alguien que supo adelantarse y comprender lo que las personas demandaban
Si, si y si a casi todo.
Pero estoy en desacuerdo con eso de “he puesto la primera piedra para cumplir mi sueño”, desde que te conozco estás poniendo piedras, Son muchos sueños, y muchas piedras… Has dejado trabajos, has tenido un hijo, te rodeas de buenos profesionales, tienes buenos amigos que te aprecian… Esta piedra es solamente una más. Es uno de tus últimos sueños (y tal vez de los más grandes), pero ya sabes ese dicho que dice: “Toda piedra hace pared”, y llevas ya muchas ¿no?
Precioso Javier, como siempre te sales, pero además con este post has conseguido hacer que me emocione de nuevo como un niño!!
Muy chulo Javier. Espero verte más niño la próxima vez que te vea.
Javier,
Qué casualidad! hoy estoy leyendo este artículo tuyo, y ayer leí otro que habla de un estudio realizado en Canadá acerca de 10 razones para no dejar a un niño utilizar las nuevas tecnologías y yo hubiera incluido está que para mí es la primera razón. Perdemos comunicación y sensibilidad. Estas “piedras” cómo dices habría que lanzarlas por todo el mundo. Yo lo compartiré como pueda hacerlo. Algunas veces hay que ser como un niño..
Gracias Javier
Gracias por tan hermosa reflexión, es cierto a medida que vamos creciendo nos olvidamos de aquellas cosas que fuimos aprendiendo desde niños, ahora ya en nuestra etapa de “Adultos” nos agobia el trabajo, los estudios, y un sin fin de cosas. Bendiciones para tu hijo!
Hoy en día las personas se olvidan de toda su niñees, pero no saben que siempre tienen un niño adentro. una cosa que puedo aportar en que cuando te lastiman seamos como un niño que a los 5 minutos se le olvida lo que le hiciste.
Saludos,
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Todos los días se recuerdan nuestro pasado y lo vemos en nuestros hijos! Gracias por esta información!
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