Este nombre es el que general de brigada Frank Savage decide asignar al avión donde volarán los indeseables y faltos de motivación de la unidad de bombarderos 918 en el clásico “Almas en la Hoguera” ( “Twelve o’clock High”, 1949). Esta estupenda película narra el camino para convertirse en líder que recorre el general Savage tras relevar a un amigo como comandante de la 918, conocida como “la de la mala suerte” por sus malos resultados y alto número de pérdidas, lo que en la película se revela como un problema de liderazgo.
Esta película se utiliza como apertura y elemento de reflexión en diversas formaciones sobre liderazgo, ya que aporta un número importante de lecciones (concretamente se basan habitualmente en el caso de la Harvard Business School 9-382-016 Rev. 11 de Diciembre de 1995). Para mí, una de las lecciones más interesantes es la que da el título a este post. En la película, el coronel Savage, tras reemplazar al líder anterior se entrevista con el oficial de vuelo de la escuadrilla, un piloto con una brillante carrera militar, de una familia con larga tradición y con años de experiencia, pero que no apoyó al anterior comandante, ni asumió las funciones de líder suplente, y que además no salía en apenas misiones. Tras decirle lo que piensa sobre él, lo destituye y lo pone al mando de un bombardero al que ordena pintar como nombre “Colonia de Leprosos”: él será el jefe de dicho bombardero, y en él irán todos aquellos soldados que se equivoquen muy a menudo, que se pongan demasiadas veces enfermos o simplemente no sean buenos soldados…
Esta táctica, que en principio puede resultar extraña o incluso equivocada de extremo a extremo (podríamos simplificarla como “meter a los malos en un mismo lugar”) utilizada con cuidado tiene unos beneficios sorprendentes (hace algunos años vi esta estrategia en acción y puedo atestiguar que da unos magníficos resultados).
Tiene ciertas similitudes con el método del charco (o de la piscina), en el que básicamente cuando llega un nuevo miembro al equipo se le arroja a la piscina sin flotador ni manguitos (piscina = problema o trabajo muy complicado), y tras chapotear desesperadamente un rato, hay algunos que se relajan y aprenden a nadar perfectamente y otros que deben ser salvados “in extremis”.
En este caso, se trata en mi opinión de dos cosas:
- Dejar claro que el comportamiento de gente que no trabaje en equipo ni juegue para ganar no debe ser permitido, y que existe unas consecuencias para este tipo de gente. Este punto, que en principio tiene ciertas connotaciones negativas, tiene su importancia: hemos sido tan influidos por la filosofía win-win y similares que a veces no somos capaces de tomar las medidas disciplinarias que son necesarias. Es uno de los puntos negros del liderazgo, y sobre el que rara vez se habla, pero igual de importante es potenciar y motivar al miembro del grupo que destaca y se esfuerza como penalizar al miembro que no hace su trabajo, que no funciona en equipo o no quiere. Ojo, hablo de la gente que desmotiva a sus compañeros o incluso se aprovecha de ellos, no se trata de penalizar a alguien que tras arrojarlo al charco no ha podido aprender a nadar, o de gente que ante un trabajo puntual pueden haber tenido cualquier tipo de problema (falta de formación, herramientas o personal).
- Lo más interesante, y que en mi opinión da las connotaciones positivas, ya que el punto anterior es crear una “correccional”, es el que esta táctica bien adoptada permite crear un grupo bien cohesionado y con estupendo rendimiento. La pieza clave para que funcione bien el concepto de la “Colonia de Leprosos” es que el líder de ese grupo (en la película el antiguo Oficial de vuelo) asuma el reto y se empecine en que el grupo de los supuestos “malos” destaque más que el resto. En la práctica esto se traduce en que que los miembros que “flojeaban” se sientan parte de un grupo (aunque sea el de “los malos”), trabajen en equipo y tengan un objetivo claro(demostrar al mando que pueden ser mucho mejores que el resto), exigiéndose al menos tanto como la gente del resto de escuadras.
Como digo, se trata de una táctica arriesgada y que tiene un componente de dependencia del líder muy importante, pero que si se aplica bien puede dar unos resultados magníficos, hasta el punto que personas que eran “conflictivas” se conviertan en personas “alineadas” y de alto rendimiento.
Además de lo este punto en concreto, se tratan algunas cuestiones muy relevantes y de total actualidad (¡60 años después!) sobre el liderazgo:
- Es importante sentirse identificado con el personal que se lidera, y entender sus problemas como los de uno mismo, pero teniendo mucho cuidad en no caer en un proteccionismo excesivo… lo que lleva a bajar el nivel y permitir errores o descuidos que no deben suceder. En el caso de la película, el líder al que reemplaza Savage no toma ninguna acción cuando un error repetido de su navegante que él conocía hace que mueran varios hombres.
- Una de las principales consecuencias de esa sobreprotección es que determinadas tareas más duras, complicadas o ingratas las asume el líder. Esta incapacidad para delegar en última instancia no hace más fuerte al grupo, sino más dependiente del líder y menos autónomo. Así mismo, el líder acumula un nivel de cansancio y estrés excesivos que hacen mella en su capacidad y en su criterio…. lo que no va en beneficio del grupo. Este es un punto importante, ya que estamos acostumbrados a delegar menos de lo necesario, lo que hace que asumamos en ocasiones tareas no propias, lo que resta tiempo e intensidad al auténtico trabajo que debemos hacer. En la película, tanto al predecesor como a Savage, que también cae en este error sufren colapsos que los incapacitan, y que a la postre hacen más daño que bien a la escuadrilla 918.
- Todo esto no está reñido con la importancia de que el líder sepa proteger a su equipo y la misión del mismo, tanto de factores externos como en muchos casos dentro de la propia organización. Ante una misión asignada al equipo, existirán múltiples factores que podrían desestabilizarlo, o amenazas al equipo. Una de las principales tareas del líder es dejar que su gente pueda hacer bien su trabajo, y eso en muchos casos supone funcionar como escudo, lo que puede suponer en muchos casos la necesidad de poner el bien del equipo por delante del de uno mismo.
- Por otro lado, es importante que el líder sea una persona coherente y capaz de ensuciarse las manos cuando hace falta. No se trata de una cuestión de asumir trabajo ajeno, ya que resulta de vital importancia poder delegar. Pero sí que se debe participar de vez en cuando, y en la medida de lo posible, en el “trabajo a pie de obra”. Por un lado, esto permite entender mejor los problemas “reales” que suceden en el mismo y sus condicionantes (que no se perciben desde las plantas “nobles”) y por otro lado apoyar al equipo en un momento complicado. Esto es completamente matizable, pero si un equipo comprometido se queda a trabajar una noche, su líder, deba ejecutar algo o no, debe estar allí, aunque sólo sea para llevar pizzas o encuadernar documentos.
- A veces es importante, cuando estamos envueltos en el fragor de la batalla, alejarnos y tomar perspectiva sobre el asunto que nos ocupa. Es muy habitual que nos encontremos inmersos continuamente en una vorágine que no nos deja prácticamente tiempo para pensar, y mucho menos reflexionar…. y no olvidemos que uno de los papeles más importantes del líder es “conducir”… y para eso no sólo debe saber donde está, sino a donde se dirige y sobre todo cual es la mejor manera para llegar allí.
- Es importante que el grupo sea consciente de por qué se hacen las cosas, y cuales son los condicionantes que llevan al líder o a la Organización a tomar una decisión. Como ya se comentó en el post “Apertura y transparencia en la Empresa 2.0”, si queremos que el equipo se implique en los objetivos debe entender la situación actual y los condicionantes para tomar cada decisión. Ojo, esto es diferente de que estén de acuerdo. Este sería el estado ideal, pero no es condición necesaria, ya que en cada Organización la decisión sobre estrategia y dirección no la puede tomar todo el mundo. En el caso de la película, se les ordena bombardear puestos enemigos a muy baja altitud, lo que entrañaba mayor riesgo… Los pilotos están en contra, pero finalmente se les explica el motivo (conseguir que las bombas penetren en el hormigón) y aunque no están completamente de acuerdo lo aceptan.
Liderar no es “mandar”, ni ser “jefe”. Se que muchas veces mis puntos de vista pueden resultar naïve, pero no me preocupa, ya que se trataba de uno de mis objetivos al empezar este blog.
Al final, para mí el liderazgo trata de asumir la responsabilidad en la toma de decisiones y acciones, con todas las consecuencias, conseguir que el equipo crea en la misión y la haga suya, y sobre todo servir al equipo en lo que necesite para alcanzar el objetivo, poniéndolo por delante de necesidades personales…. ¿que es para vosotros?
Excelente entrada, como siempre.
Estoy totalmente de acuerdo en que al final el liderazgo es la clave… pero es tan dificil hacerlo bien.
Excelente entrada, como siempre.
Estoy totalmente de acuerdo en que al final el liderazgo es la clave… pero es tan dificil hacerlo bien.
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Muy buen post Javier,
deberíamos muchas veces tomar perspectiva, o como en un partido sería parar el balón, mirar donde están todos y seguir…
…como siempre la falta de tiempo.
Muy buen post Javier,
deberíamos muchas veces tomar perspectiva, o como en un partido sería parar el balón, mirar donde están todos y seguir…
…como siempre la falta de tiempo.
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Que tal
Excelente tu publicacion
Me gustó mucho
Gracias!
Todavía no he visto toda la película, pero ya se puede percibir el panorama de lo k dices. Me encantó. Enhorabuena!
Interesante, pero la redacción y la ortografía no me parecen buenas.
Si alguien tiene que traducir ésto…¡tela!